Esto que somos.

Se han cumplido ya 6 meses desde el comienzo de esta deliciosa aventura. Y muchas veces, en estos seis meses, nos hemos preguntado quiénes son aquellos que nos visitan.
Hoy en día somos mil trescientas personas que diariamente visitamos la página, venidos desde Tijuana en México hasta Tierra del Fuego en Argentina, de todos los países de América Latina y también de España (más aquellos que viven en otros países del globo).
Somos padres, hermanos y amigos que enviamos mails avisando a otros padres, hermanos y amigos de la existencia de este blog y de la posibilidad de contar con las canciones y los videos de los backyardigans.
Somos muchos los que hemos escrito los más de 600 comentarios que enaltecen estas páginas, la enorme mayoría de aliento y de agradecimiento, lo que nos ha llevado siempre a seguir adelante pese a las dificultades técnicas derivadas de la falta de conocimientos en la materia y la escasez de tiempo.
Somos una comunidad que nos aconseja cómo hacer las cosas que no sabemos hacer (a propósito, hay buenas nuevas respecto del alojamiento de la música, gentileza de uno de ustedes), que nos avisa las novedades, que comparte lo que encuentra, que trabaja horas para grabar, convertir y subir videos y música de los backyardigans (un agradecimiento especial a David Hernandez, Javier Mills y Claudia Hoyo).
Somos miles de personas que hemos aprendido a bajar un archivo adjunto de una cuenta de mail, y reintentarlo hasta que por fin lo logramos, hemos aprendido a descomprimir archivos comprimidos, hemos aprendido a grabar la música en un CD.
Somos los que nos sentamos frente a la pantalla de nuestro computador con un niño en brazos y les ofrecemos la posibilidad de ver a sus personajes preferidos o de escuchar su música a la hora que a nosotros (o a ellos) se nos antoja.
Por sobre todas las cosas, somos padres buscando en Internet la posibilidad de llevar a casa una alegría sencilla para nuestros hijos.
Somos padres que pensamos en la alegría de nuestros hijos.
Nos preocupamos por la alegría de nuestros hijos.
Nos llena de emoción verlos cantar y bailar, sonreir y sonreir.
Y eso, probablemente, nos hace buenos padres.